– Qué es la Vida mi querido lector, ¿para qué estamos aquí?, ¿a dónde vamos y de dónde venimos?.
Sé que puede dar vértigo la magnitud de tales preguntas, pero le puedo garantizar que no estamos aquí para conseguir mas y mas bienes materiales, o para hacer solo lo que nos gusta, para buscar reconocimiento o evitar el sentiros solos. Las apariencias tapan las realidades y “los árboles no nos dejan ver el bosque”.
¿Nos hemos preguntado sinceramente qué es la muerte, esa parca que tanto tiempo lleva acompañando al ser humano desde el principio de los tiempos?, ¿dónde ha quedado la relación de las personas con todo aquello que no se ve?, o ¿acaso ves el aire que respiras en estos momentos?.
Basta de lamentos y perdidas de tiempo por favor, los seres humanos necesitamos urgentemente elevar nuestra conciencia hacia cosas trascendentes, valiosas en realidad, pues lo demás es efímero, y el que no se prepare para ésto estará malgastando sus días.
Tengan presente que desde los orígenes de la humanidad aquellos que han sido referente y hemos seguido sus pasos han subrayado una y otra vez la necesidad de la unificación de la conciencia, el sentido de la humanidad como una. ¿Y cómo se hace ésto?, -pensará usted-; No estoy hablando de términos morales, estoy hablando de realidades trascendentes a la individualidad, pues la Vida (con Mayúscula), esa Fuente Creadora que todo lo da está en todo, y si está en todo también está en usted, usted no está separado de ella. Pensar o creer que soy un elemento aislado de ella, es como creer que soy un grano de arena separado del desierto, no es posible. Mas la fantasía y la ilusión me llevan a pensar que sí puede ser, y en consecuencia a sentirlo, pero no es mas que una trampa, una ilusión creada para “defenderme” de lo que puedo considerar un ataque u ofensa. Ya está bien por favor de sucumbir a esas ideas que lo único que hacen es llevarnos a la perdida de energía vital, fuerza y salud, y en consecuencia a lo que da –Sentido a la Vida -.
Si no tengo nada verdadero por lo que vivir, o por lo que morir, si nada da sentido a mis días, ¿para qué estoy aquí?. Así que mi querido lector, le animo encarecidamente a que por favor busque lo que da real sentido a sus días, a su vida, aquello que le trajo y le llevará, pues sí, todos hemos de marchar más tarde o más temprano. Y no me refiero a hobbies vanales, a apetencias intrascendentes o dependencias emocionales sin sentido, le animo a que busque aquello por lo que daría su vida, aquello que levante las fuerzas que todo lo pueden y que consiga el báculo que abre los mares de la fe, de la confianza en lo que sucede y lo que está preparado para su proceso de desarrollo vital, su destino. Y puede que esté en los pequeños detalles, no necesariamente tiene que ser en grandes hazañas, sino que quizás encuentre el rastro en estar disponible para los demás, en una sonrisa de un niño, en recoger un papel del suelo, en ayudar a su vecino en algo que sabe que le sucede y que no se ha atrevido a contárselo, a ir a su trabajo día a día con la mejor de sus sonrisas a pesar de que se encuentre con una ambiente hostil, ese es el esfuerzo real, sacar luz de donde no la hay, buscar la realidad de las cosas en los más pequeños detalles sin importar el qué sean. Cualquiera puede huir del compromiso, el esfuerzo y el sacrificio, pero mantenerse a flote en la tormenta es solo para los valientes.
Y así sucede en ésta sociedad, que ya son pocos los que se mantienen constantes y consecuentes en sus aprendizajes, y aprendizaje lo implica todo, cualquier pequeño acontecimiento, pensamiento o emoción puede entrañar un gran aprendizaje para mi desarrollo real.